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Más allá de la noticia

~ Análisis político nacional e internacional

Más allá de la noticia

Archivos mensuales: agosto 2012

Romanza de la primavera

29 Miércoles Ago 2012

Posted by Luis Gutiérrez Esparza in Creación literaria

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Poesía

I- Antesala

1

La primavera

–tu primavera–

viene quemando

flores

de incienso.

2

Cuando crucé la calle

un airecillo

batió sus alas

sobre la cúpula

de tu mirada quieta

como viento

de agosto

3

Un airecillo de primavera,

un aroma de azahalias,

una esencia

de piel

y brazos

y manos

y cuerpos nuevos

lo llenó todo.

4

Las guarniciones

cosmopolitas

de mi laringe

estuvieron desfilando

para escoltarte

cuando llegabas.

5

Una litografía

de las concepciones

primitivas

de la primavera

creció

hasta confiscar

las confituras

de nuevos jardines

que tenía

preparadas para ti.

6

El hombre

que aguardaba

un autobús

en la esquina

me miró

y quiso preguntarme

por el aroma

persistente

que se presentaba

empapándome

y bañando el día.

7

-Bonito aroma

de claveles.

-Es de azahalias.

-Claveles

-¿No huele usted?

-Nada.

(Yo creo que

cada uno huele

el aroma

de sus flores favoritas).

No nos pusimos

de acuerdo.

8

La primavera

–tu primavera–

viene quemando

flores

de incienso.

9

Las celosías

de tus deseos

florecieron

–puertas y ventanas

como enredaderas–

cuando estuviste

pronta

para exprimir

nuestros sueños.

10

Porque la primavera

debía tener

su propia silla

para poder

treparse en ella

y decir dos o tres

flores como

tú,

el tiempo congestionó

su rostro quebradizo

cuando llegaste.

11

-Hay grillos

azules

afuera.

-Está loco.

-Los vi.

-No tenemos jardines,

¿habrá grillos

sin jardines?

(Los grillos

no son

pesimistas).

-Está loco.

-Los vi

(Sí había

grillos afuera.

Eran verdes).

12

Estaba dormido.

Las pesadillas

llegaron

como a su propia casa.

Me salí  calle  abajo,

masticando el  miedo

como un chicle insípido.

Preparé un coctel

de reflejos

y se murieron.

Quedaron fijas

fuera de la pared

del pensamiento

13

En un quejido roto,

suturando apenas el llanto,

inventé decir

que mi amor no era

un decir te quiero

o te amo

como pasar saliva de vergüenza.

Pero mi amor

no era presencia

aunque me hubiese gustado

que no fuera ausencia.

14

Porque la voz

inunda antes de llegar

el ritmo

para llevarlo dentro,

como llevas ahora

la medalla

del primer sentimiento

estampada

en el torrente

nada más porque

no quisimos esperar

un permiso de paso.

15

Pero hasta ahora

venían las lloviznas

de miseria.

Los pagos de arrepentimiento

me tallaron las pupilas.

Yo te quería más,

pero las fresas

parecían cicatrices

sobre la piel

del campo

y tuve miedo

otra vez.

16

En el tensar la espalda

para que el viento

te pegue

y apenas alcances

a rascarte,

como si las uñas

fueran

parabrisas

o rompevientos

o quizás tú misma

a punto de tragedia,

inventamos

que el trillado camino

no fuera el mismo

y que pasaras

antes que la semilla.

17

La primavera

–tu primavera- –

viene quemando

flores

de incienso.

II- Encuentro

1

A veces creemos

que es imposible

cualquier escapatoria,

y vamos a encontrar

la mesa

como si nunca

hubiéramos estado

antes.

Entonces tomaremos

el vaso

y nos reiremos dentro,

para embotellar

la histeria

y venderla

en los zaguanes

del desprecio.

2

Llegaste con tu  edredón

de tallos verdes,

de tallos nuevos

que aún vertían

la frescura

por sus mutilaciones,

como si decidieran

morirse de la risa.

3

Un inventario

de las cosas

nuevas

en mis dedos,

de los mil nacimientos

en mis ojos,

dejó asombrados

a los curiosos

y pensé:

Por fortuna,

nadie quiso

preguntar de dónde

traigo

eso que vieron,

porque no deben

saber que soy

un fugitivo.

4

Contigo

la primavera tenía

un significado

especial,

algo como decir

padre nuestro

que estás en la tierra

y santificar su nombre

antes de tomar el tuyo

como hisopo

y sacudirlo

sobre la victoria,

desnuda y complaciente,

prostituida y mínima.

5

Enmudecimos.

Diariamente

lo hacíamos,

porque los brotes

de hierba nueva

tenían un sentido

muy largo

de las cosas viejas.

No hubo renovación

a la vuelta de la esquina

ni pudieron encontrarla

de regreso

del café de las siete,

pues a ese hora

yo preparaba

su silencio,

6

Las raíces

eran las mismas

del año pasado

y se pudrían,

se masticaban a sí mismas

como gusanos severos.

Corrompieron sus verbos

en el primer desagüe

que encontraron,

antes de siquiera

tratar

de beber su imagen

concéntrica.

7

Esa vez supimos

de regreso

que tenías

un árbol privado,

como si fuera lícito

andar de aquí allá

guardándose los árboles

No estábamos

para reproches

ni para decirnos nada,

pero me dio lástima

ese árbol arrojado

con los demás dijes,

postrado en su raíz

igual

a todas la raíces,

en ese crimen

de la similitud

que a diario

nos escondemos

en el bolsillo

o en  el monedero

8

Un sonido

de castañuelas

cascareando

en el viento

te llevó serenata

una noche cualquiera,

que para eso

no se necesita apartar

una noche

por anticipado.

9

La primavera

–tu primavera- –

viene quemando

flores

de incienso.

10

(Soñé que me desheredabas,

que cuando debieras partir,

te llevarías también

tus tiestos

de verduras remojadas

como mercado

en domingo

y tu bolsa

de brisas desvaídas).

11

Ahora ya cualquiera

se toma la libertad

de representar

cualquier cosa

y luego viene

a visitarte

y a tratar

de que tu cólera

no se agrupe

como jauría

para detrozarlo.

Ahora ya cualquiera

te detiene en la calle

y te pregunta

y está allí

plantado

sobre tus pies

aunque sientas

que ya los últimos minutos

están cayendo

en el tobogán

del tiempo.

12

Quise despertarte

en la mañana

sacando de algún sitio

cualquier excusa

solemnemente tonta.

Llegué a tu parcela

y me encontré con tu árbol

como si supiera ya

que era un árbol

recogido en cualquier sitio

y llevado en un alarde

de saber que uno puede,

hasta ese

aquí lo tengo

de la mirada.

13

Entonces

sacamos la certeza

y la tiramos al aire

como una moneda,

jugamos un volado

con nuestro destino

en esa ridícula

tranquilidad

que te sube por la boca

y se queda dormida

en tus ojos,

por más que hagas

para gritar y gritar

y gritar

y tratar de despertarla.

La realidad

era como esa tarde

alguna vez vacía

y ahora

cansada de plenitud

y cansada de todo.

Pero mi amor no estaba

como policía

en la esquina,

era un amor civil,

sin uniformes

y sin alardes

y sin ostentación de fuerza

III- Eclipse

1

Cuántas veces

hemos estado

a punto de cansarnos

porque los deseos

no rinden dividendos

cuando la primavera

debe ser

menos nuestra

y más de todos.

2

– Aquellos dos

son xenófobos.

-¿Sí?

-Odian

a las flores extranjeras

-Pobres.

-Yo también.

-Pero son hermosas.

Las azahalias…

-No me gustan.

(El diálogo quedó

suspendido

sobre la luz

y el sonido volvió

en una vertical

paralela

al silencio.

Le dejé ahí,

roto.

Me dijo

que no le gustaban

las azahalias).

3

Entonces llegas

a pensar

que debes expatriarte,

porque no es el caso de

andar de uno a otro lado

buscando con la mirada

enfurecida

como buitre famélico,

a todos los que

no tienen azahalias

4

Te ves de pronto

frente a cualquier

espejo

y descubres

que en todo tu cuerpo

te  hormiguea

el hastío

Despiertas

a media noche

y pisas

el cansancio

bajo tu cama

para darte de bruces

contra tu fastidio.

Despiertas

arrinconado de vergüenza

con la mirada

vagando entre azahalias

y la boca

diciendo

mil veces mil

que no quieres

tener flores

en tu casa.

5

La primavera

–tu primavera–

viene quemando

flores

de incienso.

6

No quieres recordar,

porque vas

a encontrar

cualquier excusa

y dejarás

que te lleve

la marea

del cansancio.

Pretendes

olvidar

todas las azahalias

hasta que no tengan

una sola esquirla

de miedo

royéndoles los pétalos

¿Regresarán las turbas

de flores irredentas?

7

Entonces

el sonido

golpea la puerta

como si trajera

un cargamento de prisas.

Salimos

para ver crecer

la luz

desde los pies de

cualquier

peregrino.

Nos arrojan

sobre voces

no primaverales,

voces de carne,

voces

estrictamente

humanas.

8

De pronto,

empuñan

la verdad

envuelta

en trapos sucios

y te dicen

que un derecho

no puede repetirse

en dos semejanzas

y que la presencia

te la puedes llevar

como llavero

para que te distraigas

jugándola en la noche.

Vas a encontrar

un pozo de vanidad

donde esconder el rostro

y dejar que te digan

eres muy valiente

o caray, qué muchacho

tan listo.

9

Extraño ya,

hombre occidente

que reconoce

los pies de barro

de cualquier amuleto

público,

me atreví de pronto

a levantar la vista

y me encontré con que ya era

el espíritu

de las frustraciones.

Tú no estabas,

te habías ido.

Me encontraba solo,

como siempre,

y la lluvia caía.

Era septiembre.

No había primavera

10

La primavera

–tu primavera–

viene quemando

flores

de incienso.

IV- Epílogo

Ah, pero usted no supo

que le vimos ayer,

parado sobre la luz

como si tuviera

el monopolio

de todas las mañanas.

Oh, pobre de usted,

ignora

que ellos regresan

con cada primavera.

Al parecer  su amor

no era vigilancia

ni decir

qué estás haciendo

de pie

sobre las losas

de este día.

Su amor no era más

que un querer estar

sin olvidos amargos

goteando

en la garganta.

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Tres Marías y las bases

29 Miércoles Ago 2012

Posted by Luis Gutiérrez Esparza in Análisis nacional

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El ataque en la zona de Tres Marías, Morelos, contra un vehículo de la embajada de Estados Unidos en el que viajaban dos funcionarios diplomáticos, identificados extraoficialmente como personal de la DEA –o de la CIA–, con un elemento de la Armada de México en calidad de chofer, ha quedado envuelto en la niebla de la desinformación. En primera instancia, la embajada estadunidense habló de una emboscada; posteriormente, pareció plegarse —lo mismo que el Departamento de Estado— a la versión ofrecida por el gobierno de México, acerca de una presunta confusión.

Hay demasiadas preguntas sin respuesta. ¿Cómo es posible confundir un vehículo diplomático luego de una persecución durante varios kilómetros? ¿Por qué la Policía Federal disparó a la camioneta de la embajada, si fue acosada inicialmente por otro vehículo que no era policiaco ni, mucho menos, militar? ¿Cuál es la explicación al hecho de que la camioneta presentara 30 impactos de bala?

Entre las versiones recogidas por los medios, se ha indicado que los dos diplomáticos estadunidenses —o agentes de la DEA—se dirigían a las instalaciones de la Armada de México en el cerro de El Capulín, municipio de Xalatlaco, presumiblemente en misión oficial. ¿Sin un operativo de seguridad?

Mientras se aclara si fue una confusión —lo menos probable—, un atentado contra la DEA o una provocación de los cárteles del narcotráfico y sus aliados dentro de las estructuras de seguridad del Estado mexicano, es importante retomar el tema de la creciente presencia policiaca y militar estadunidense en México que, desde luego, corresponde a una estrategia impuesta desde Washington y aceptada por el gobierno de Felipe Calderón.

Esa estrategia implica la participación directa de las fuerzas de inteligencia, de seguridad y defensa de Estados Unidos en operaciones dentro del territorio mexicano y fue diseñada en Washington, dentro del marco de un Plan México que rebasa los alcances de la Iniciativa Mérida.

Altos mandos del Comando Norte del ejército estadunidense han realizado visitas para intercambiar técnicas y tácticas a las comandancias de la II Región Militar, con sede en Mexicali y jurisdicción en Baja California, Baja California Sur y Sonora; la IV Región, con sede en Monterrey y jurisdicción en Nuevo León, San Luis Potosí y Tamaulipas; y la XI Región, que abarca Chihuahua y Coahuila.

El 13 de marzo de 2010, el entonces jefe del Comando Norte, general Gene Renuart, reveló que Estados Unidos “comparte con México las lecciones de las guerras en Afganistán e Irak”, para aplicarlas en el combate al crimen organizado, especialmente contra los cárteles del narcotráfico. Ya el mayor Lawrence Spinetta, entonces miembro del Estado Mayor del Pentágono y becario del Consejo de Relaciones Exteriores, había planteado la necesidad de una creciente integración mexicano-estadunidense en temas de seguridad.

Spinetta planteó la ampliación de la red de radares estratégicos del Pentágono hacia México, para que el flanco sur estadunidense no quedara “relativamente desprotegido”. Por esa razón, afirmaba que el Comando Norteamericano para la Defensa Aeroespacial (Norad, por su acrónimo en inglés) debía “buscar activamente” el desarrollo de una nueva cooperación de seguridad, a fin de reforzar la defensa colectiva de América del Norte.

La propuesta de Spinetta tendría repercusiones concretas en 2009: la primera iniciativa anunciada por Carlos Pascual, luego de su nombramiento como embajador de Estados Unidos en México, involucraba una extensión piloto del programa E-Trace en territorio mexicano, para cubrirlo de manera total posteriormente, en un plazo de meses.

“E-Trace utiliza la tecnología digital para rastrear el origen de las armas confiscadas a los cárteles mexicanos de la droga, e identificar las rutas de tráfico de armas”, conforme a la información publicada por la prestigiosa Jane’s Intelligence Weekly. La instalación de diez bases “anticrimen” en México, producto de acuerdos bilaterales con Estados Unidos, sería una secuela en la ampliación de esa colaboración binacional. En eso estamos.

Memorial de Kosovo

28 Martes Ago 2012

Posted by Luis Gutiérrez Esparza in Crónicas y testimonios

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Este es un testimonio de vida y muerte. Una crónica de dolor y de valor escrita en 1999. Una denuncia contra la mentira y el engaño de la propaganda.
A Dusan, que lo hizo posible.
A Branka, por estar ahí.
A los serbios que se han quedado, por su valor.
A los que se han ido, porque no pudieron escoger.
A los muertos: eran inocentes.

Imagen

Una hora antes de llegar a Kosovo, la carretera deja de serlo y precipita al Audi color verde oscuro en el parduzco lomo irregular de una brecha de terracería abierta contrarreloj. Es uno de los precios que han de ser pagados por quienes no deben, sino les deben, luego de la destrucción de los puentes –con carreteras y vías férreas—sobre un Danubio que dejó de ser azul y tiene ahora al color gris muerte de la contaminación radiactiva. El conductor, un serbio afable, canoso y semicalvo, ha sostenido –pese a los baches del asfalto, e incluso ya en pleno camino terregoso—una velocidad de crucero de unos 140 o 150 kilómetros por hora. Sabe de la prisa del reportero mexicano.
En Belgrado, el director general de Tanjug, Dusan Djordjevich, experimentado periodista, comprendió de inmediato las prioridades del colega que llegaba del otro lado del oceano y, sin minimizar las advertencias de los funcionarios del Ministerio Federal de Relaciones Exteriores, acerca de los peligros que implica llegar a Pristina por carretera desde Yugoslavia, ofreció un apoyo que habría de resultar invaluable para el viaje a Kosovo del enviado de unomásuno y páginauno. El conductor del Audi estaba enterado, sin duda: el tiempo apremiaba.
La nube de polvo dejaba atrás ciudades pequeñas, pueblos, aldeas; en varios de ellos la vida parecía normal, incluso con evidencias de cierta prosperidad; lo más impactante era el desfile interminable de tierras fértiles, verdes, sembradas con maíz, con girasoles, con trigo. Serbia ha sido tradicionalmente un importante productor de alimentos. Aquí, allá, a la derecha, a la izquierda, testimonios de los 78 días de bombardeo –el más brutal en la historia—por las potencias integrantes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con Estados Unidos a la cabeza, en todos los sentidos. Casas sin techo, ennegrecidas por las llamas; puentes deshechos; instalaciones fabriles convertidas en ruinas.
De pronto, frente a un hotel campestre que posiblemente era una contraseña convenida de antemano, porque ahí apareció adelante del Audi un vehículo todoterreno, de color rojo, que nos precedería hasta el último puesto de control de las tropas del Ministerio del Interior yugoslavo; y luego de que el conductor maniobró una vuelta en U con singular pericia, una mole motorizada en marcha: el último contingente del Ejército ruso que habría de ingresar en Kosovo, dentro del acuerdo con las potencias occidentales y al amparo de la apresurada legitimación concedida por la ONU a una guerra sin previa declaración ni fundamento legal alguno. Los rusos “colaboran” con la Kosovo International Peace Force (Fuerza de Paz Internacional para Kosovo), o Kfor, pero únicamente obedecen a sus propios mandos.
Con apenas 17, 18, 19 años de edad, los soldados rusos se desplazaban en tanques, carros blindados, artillería de campaña, camiones para el transporte de tropas, vehículos de intendencia y ambulancias. Sonrientes, correspondían al saludo de los serbios, de hombres y mujeres que los veían pasar como a sus propios hijos, los chicos del vecino fuerte y confiable, del amigo de toda la vida que nunca les ha dado la espalda. La falta de un apoyo mayor durante los días de la agresión implacable y de la ocupación extranjera de Kosovo y Metohija –la cuna de la nación serbia–, es atribuida inapelablemente al gobierno de Boris Yeltsin, mismo que, dicen de un extremo a otro de Yugoslavia, no representa el sentir del pueblo ruso.
El Audi rebasó la ciudad de Merdere –donde las inclemencias de la complicada posguerra son más notorias en cuanto a carencias e insuficiencias, como lo reflejan las viviendas, de una precariedad que no vi más la norte– y un kilómetro al sur, tras pasar por la última posición de las tropas del Ministerio del Interior, encontramos el puesto de control de la Kfor, a cargo del Ejército británico. Los soldados, también sumamente jóvenes, se comportaron con gran amabilidad e incluso se disculparon por inquirir si llevábamos armas en la cajuela –nunca pidieron que fuera abierta–: “Tenemos que preguntar”. Revisaron el pasaporte mexicano, el carnet profesional de unomásuno, y permitieron el paso.
El Audi quedó unos metros adelante de ellos, en territorio de Kosovo. Al frente, la carretera hacia Pristina. A los lados, una extensión desolada con apenas algunas señales de vida. Junto a la cinta asfáltica, rastros de vida: un trozo de pan todavía fresco, botellas de bebidas diversas, cajetillas de cigarrillos de variada procedencia –incluso estadunidenses, franceses, serbios–, papeles, basura. De Pristina llegan los que han sido obligados a abandonarlo todo. Por aquí, precisamente, continúa el éxodo de los serbios kosovares, con la tenacidad del goteo.
En una hora de observación –tiempo que tardó en llegar el vehículo, autorizado por la Kfor, en el que habríamos de continuar el viaje hacia la capital kosovar–, cuatro familias cruzaron la legalmente inexistente frontera –puesto que Kosovo sigue siendo parte de Yugoslavia—hacia el norte. Los serbios kosovares iban en vehículos, por lo general pequeños y destartalados. Solamente una familia viajaba a bordo de una camioneta relativamente moderna. Sus historias coinciden: durante semanas soportaron las amenazas, las agresiones en las calles, las llamadas telefónicas o los golpes en las puertas por la noche; los secuestros, las vejaciones y la promesa de una muerte cierta a manos del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) y de los grupos de civiles armados que actúan a ciencia y paciencia de la Kfor.
Milo Odalovic, su esposa, su hija, su madre, fueron detenidos brevemente –en revisión de rutina practicada con toda cortesía, de lo cual fui testigo presencial—en el puesto británico de Merdere. Conversé con Odalovic, quien habla un inglés rudimentario salpicado con expresiones en alemán. “Mi familia vivió siempre en Kosovo, desde hace más de 200 años. El ambiente era cada vez peor y ya no puedo trabajar, porque los albaneses lo controlan todo y no me aceptan.
“Fuimos con la gente de la Misión de las Naciones Unidas para Kosovo (Unmik, por su acrónimo en inglés) y no nos hicieron caso. Tampoco la policía militar o la Kfor. No tienen interés alguno en proteger a los serbios. Sus amigos son los albaneses. ¿A dónde voy? No sé, a donde pueda llegar. Sé que la situación en Serbia es mala, pero al menos podremos seguir vivos…”
La camioneta de Odalovic se perdió en el camino, y del otro lado apareció de pronto, a toda velocidad, un automóvil de color gris –Volkswagen Derby–, que pasó junto a nosotros y nos bañó de polvo. Alcancé a ver varias cartulinas con la palabra “Press” (prensa), escrita en letras grandes, visibles. Agitamos los brazos mientras el vehículo se acercaba al puesto de control británico; nos vieron y regresaron en una rápida reversa. Junto a nosotros, bajo un sol inclemente, apareció la figura menuda, compacta, delgada, dinámica e hiperactiva de Branka Stanisic, corresponsal jefe –hasta unos días después, porque estaba a punto de ser relevada por razones de seguridad—de Tanjug en Pristina.
Se dirigió a grandes voces al conductor del Audi; pensé que lo regañaba, pero muy pronto sabría que ese diapasón es normal en ella. Solamente se ponía de acuerdo con él acerca de la fecha y hora en que estaría nuevamente ahí, para llevarme de regreso a Belgrado. Enseguida se volvió hacia mí. “¿Cómo estás”, le pregunté (en inglés, por supuesto). “Cansada…”, fue su primera respuesta. Rápidamente, agregó: “Bien, supongo. ¡Vámonos!” El Derby estaba al servicio de la Radio y Televisión de Serbia, y tenía el registro oficial de la Kfor, aunque en el trayecto –de casi una hora—Branka me reiteró que las placas yugoslavas atraen el peligro en Kosovo.
La destrucción saltaba a la vista, a la derecha, a la izquierda, en la perspectiva del horizonte. Casas y casas y casas sin los tradicionales techos de dos aguas, con huellas inequívocas de incendio. Edificios más grandes –fábricas, centros agroindustriales, barracas del Ejército yugoslavo–, destruidos todos por las bombas de la OTAN o por la violencia del ELK. Esa parte de Kosovo había estado tradicionalmente habitada por serbios; familias cuyas raíces podían encontrarse fácilmente en la profundidad de los siglos. (Conocí, por ejemplo, en un campo de refugiados, a la familia Lukich: Dobrivoje, el padre, de 69 años de edad; Dosta, la madre, de 62; Sladjan, el hijo, de 37. Vivían entre Pristina y Merdere, en una casa construida hace 350 años. Recordaban que todavía hace 15 o 20, no tenían problemas con los albaneses. Pero luego comenzaron a multiplicarse los apóstoles del separatismo, surgió la guerrilla terrorista, financiada desde el exterior con dinero del narcotráfico, y ya no hubo paz).
La primera impresión de Pristina tiene nombre: Dosta Miletich, una mujer sola, de 68 años de edad, quien recorría las calles de la ciudad con dos maletas y un bulto de ropa, golpeada salvajemente, aterrorizada, hambrienta, en busca de ayuda. Llegó a la explanada fuera del centro de prensa de la Kfor, justo cuando Branka y yo nos dirigíamos a tramitar mi acreditación. Parecía un animal acorralado. Un par de centinelas de la Kfor –alemán y británico—se le acercaron de inmediato, para decirle, en inglés, que no podía dejar sus cosas ahí. No les entendió; sus ojos, desorbitados por el miedo, buscaban ayuda. Le dije al británico –londinense, cockney—que seguramente no podría comunicarse con ella.
Intervino Branka. Explicó a Dosta la imposibilidad de que en ese lugar encontrara protección. La tranquilizó, la abrazó, lloró con ella, y le ofreció acompañarla para que la Policía Militar de la Kfor levantara un acta –en principio inútil, puesto que la aterrorizada mujer no pretendía regresar a su departamento, ni recuperar las pertenencias trabajosamente acumuladas a lo largo de una vida productiva—, y lograr que un vehículo militar la transportara al campamento de refugiados de Kosovo Poljie.
El día anterior, cuando los comandos del ELK le dieron el penúltimo aviso perentorio, enmarcado con insultos, golpes y amenazas de muerte, Dosta había querido recurrir a la Policía Militar; todos los traductores –desde el que se encuentra en el puesto de control de la Kfor al sur de Merdere—son albaneses, porque los serbios se niegan a trabajar para las fuerzas de ocupación. Cuando la anciana llegó a exponer su caso, los mozalbetes albaneses que custodian la puerta de las instalaciones policiacas militares, se burlaron de ella, le dijeron que no había urgencia y la despacharon entre burlas. Me tocó presenciar cuando llegó Branka, y cómo intentaron minimizar el asunto, hasta que la combativa periodista yugoslava habló con un mayor holandés y una sargento británica –esta, por cierto, abiertamente inclinada hacia los albaneses—y logró la salida de Dosta.
Por la noche, sin electricidad, teléfono ni agua, la pesadilla se apoderó del ambiente. El enviado de unomásuno fue testigo presencial cuando un artefacto explosivo –que las tropas británicas de la Kfor identificaron como una granada–, estalló en la puerta del edificio de departamentos marcado con el número 147 de la calle de Vidovidanska, a unas cinco cuadras del Centro de Prensa de las fuerzas militares internacionales.
Branka me llevó al inmueble, para que yo pudiera constatar cómo viven –o más bien sobreviven— algunas familias serbias, en una suerte de comunidad de autodefensa, bastante rudimentaria por cierto, ya que aun cuando posiblemente disponen de alguna pistola, sus recursos principales son garrotes, tubos de hierro y piedras. La periodista yugoslava ha tejido una impresionante red de relaciones y es respetada y estimada por los funcionarios de la ONU –desde el titular de la Unmik, Bernard Kouchner–, los altos mandos de la Kfor y, por supuesto, los integrantes de la administración provisional yugoslava en la provincia. Debido a ello, el mayor Jan Joosten, vocero de las fuerzas internacionales, se ofreció a llevarla, con el periodista mexicano, hasta ese domicilio.
La conjunción de circunstancias posibilitó una intervención inmediata de la Kfor. Un contingente británico de apersonó de inmediato en Vidovidanska 147, acordonó la zona, buscó otros artefactos explosivos –no los encontró, por cierto—y montó una guardia nocturna para garantizar, al menos por unas horas, la endeble tranquilidad de los moradores.
Lalic Bajo, de 85 años, una mujer todavía entera, que ofreció agua de sabores en un gesto típico de la hospitalidad serbia, aun en las difíciles condiciones del momento, resumió las opiniones: “Aquí he vivido siempre, aquí vivieron mis padres y mis abuelos, quiero quedarme. Además, no tengo a dónde ir… Si las cosas empeoran, iremos todos, las 20 familias que estamos en este edificio, a exigirle al señor Kouchner que garantice públicamente nuestra seguridad, o que también públicamente diga si no puede hacerlo, y entonces, que nos proporcione una escolta para salir todos juntos de Pristina…” Un día antes, por cierto, Bajo fue agredida –a puñetazos y patadas—por un grupo de jovenzuelos albaneses, cuando se atrevió a salir del edificio para comprar una cajetilla de cigarrillos.
Entre los albaneses kosovares hay grupos cada vez más numerosos de personas procedentes de Albania, a quienes el ELK y su “gobierno provisional”, encabezado por Hachim Tachi –cuyos vínculos con el narcotráfico hacen que incluso algunos altos oficiales de la KFOR lo llamen “Hashish”–, invitan para que ocupen las viviendas y las tierras de los serbios. En Pristina, todas las tardes y noches, una multitud albanesa enfervorizada y potencialmente agresiva, recorre un paseo en el centro de la ciudad, a un lado de las oficinas del gobierno provisional serbio –custodiado por soldados de la Guardia Irlandesa–, cantando canciones nacionalistas y gritando vivas al ELK.
En Kosovska Mitrovitsa, al sur de Pristina, los soldados franceses han impedido que los albaneses crucen el río Ibar, que divide a la población, hacia donde permanece una cada vez más disminuida comunidad serbia, cotidianamente amenazada de muerte. Kosovo padece una aguda escasez de agua, electricidad, líneas telefónicas; en Pristina hay apagones constantes, y las noches oscuras son aprovechadas para los actos terroristas del ELK. Los serbios, sin dinero ni trabajo, apenas comienzan a recibir asistencia de algunas organizaciones humanitarias; pero no se atreven a salir a la calle, ni siquiera los periodistas, por temor a ser golpeados, torturados y asesinados. Una de las contadas excepciones se llama Branka Stanisic, quien se arriesga con pasión y entusiasmo –si bien comparte tristezas y desesperanzas– por la noticia y por sus compatriotas.
En Pristina conviven los escombros del bombardeo de la OTAN con los cafés de estilo europeo occidental; los muladares y las moscas con la descarada fiebre que lleva a las jóvenes albanesas kosovares a pasear en atavíos sumamente atrevidos –vi a una, guapa sin duda, con un ajustado top blanco sin sostén abajo; reveladores pantalones, también blancos, en los cuales destacaban la sombra oscura del vello público y la forma completa de las nalgas–, para atrapar algún soldado de la Kfor; la mendicidad, el desempleo y las carencias, van a la par de unos precios disparatados, más altos incluso que en Alemania.
Pero, sobre todo, Kosovo huele a miedo, a odio, a temor, y a tanta hipocresía como la que son capaces de desplegar unas fuerzas internacionales que por una parte manifiestan simpatías y ofrecen cierta protección a los serbios vejados, acosados, asesinados, expulsados; y por la otra han colaborado y colaboran con la campaña de limpieza étnica del ELK, al extremo de proporcionarle vehículos militares y permitirle que siga armado y beligerante en toda la provincia.
Otra es la visión –con su respectiva y aséptica versión—en el Cuartel General de los Guardias Irlandeses, en las afueras de Pristina, cerca de las bombardeadas barracas que ocupara el Ejército yugoslavo. Los jóvenes oficiales que me acompañaron en la visita a sus instalaciones, donde los tanques Centurión pueblan de estruendosas sonoridades el entorno desolado, me ofrecieron un sucinto briefing: “Es difícil saber qué pasará con los serbios. Nosotros estamos aquí para garantizar el cumplimiento de los acuerdos entre Yugoslavia y la comunidad internacional, que incluyen el desarme del ELK, el restablecimiento del Estado de derecho y la vigencia de la ley y el orden. Si la gente se siente segura, se quedará.
“Pero hay otros hechos además que son asimismo importantes. Por ejemplo, la gente tiene que trabajar para tener dinero, y los serbios están en una posición sumamente difícil. Lo que ocurrió en el pasado todavía tiene repercusiones en el presente, aunque es de esperarse que con el tiempo, las cosas puedan normalizarse en cuanto a la convivencia. Además, los serbios no se han presentado a buscar un empleo. La Kfor abrió muchas plazas, sobre todo de traductores, y ofreció el 60 por ciento a los albaneses, y el 40 por ciento a los serbios. Ninguno de éstos acude todavía.
“No estamos entrenando a gente del ELK para que se haga cargo de tareas de seguridad en Kosovo. Esa es una decisión que debe tomarse en otro nivel. Nos hemos encargado de desarmarlos en cuanto a las armas de alto poder. Conservan las armas cortas, que están estrictamente controladas. Algunos dirigentes tienen permiso para retener armas de alto poder, pero sabemos quiénes son y dónde se encuentran. No debe perderse de vista que tenemos instrucciones de retirar todas las armas en Kosovo. El general Michael Jackson ha dicho que no debe haber armas acá, como parte del esfuerzo para tener un ambiente adecuado de seguridad.
“Respecto a las acusaciones relativas a que el ELK está vinculado con el narcotráfico o las mafias, es un tema que rebasa nuestras responsabilidades. Nosotros tenemos una misión muy clara en Kosovo, somos soldados, no actuamos para ninguna agencia antinarcóticos ni especulamos. Tuvimos la suerte de que el Ejército británico nos entrenara para una guerra en gran escala, y viniéramos aquí en misión de paz. Eso es todo. Acerca del número de tropas, son los mandos los que deciden si es suficiente o no, de acuerdo con las directrices de los gobiernos. Lo que sabemos es que la presencia militar debe ser cada vez menor y menos obvia, conforme se avanza en la normalización”.
¿Cuál normalización? Dejan Baskovich, coordinador del Centro para la Paz y la Tolerancia, organización no gubernamental yugoslava que efectúa una labor humanitaria y de enlace entre la comunidad serbia, la Kfor y las autoridades de las Naciones Unidas, corrobora que los serbios han sido expulsados de las ciudades más importantes de Kosovo, y considera que si acaso, quedarán poco más de tres mil en Pristina, de los 50 mil que había antes de la guerra. No duda en su evaluación: la situación ha empeorado desde que llegó la Kfor. Los serbios están siendo expulsados y asesinados.
Ofrece cifras: “Solamente desde el 15 de junio, más de 60 fueron victimados en Pristina, más de 300 fueron secuestrados o desaparecieron, hay casi cinco mil casos de intentos de invasión de departamentos y casas, con actos de violencia y amenazas de muerte. Arrojan granadas y bombas contra las viviendas, y es frecuente que le den a la gente dos horas para que se vaya, a riesgo de perder la vida”.
En lo personal, desde el 14 de junio no ha podido dormir normalmente; evita salir a la calle, “porque debo admitir que tengo miedo. No trabajo contra los albaneses; solamente por la justicia, por la paz y una vida segura en Pristina”. La Kfor no puede garantizar la seguridad, comenta. “Si las condiciones siguen como hasta ahora, creo que la vida será imposible para los no albaneses.
“Si lo que la comunidad internacional quiere es que Kosovo y Metohija sean étnicamente puros, habitados sólo por albaneses, lo está consiguiendo. Nada hace para frenar los crímenes. Supuestamente bombardeó Yugoslavia y llegó a Kosovo para impedir las matanzas; pero desde que están aquí los soldados de la Kfor, las matanzas ocurren todos los días. Cada mañana sabemos que alguien que fue asesinado o secuestrado, y esto le importa muy poco a la comunidad internacional”.
Antes de los bombardeos, explica, los problemas se habían agudizado porque los albaneses pretendían separarse de Yugoslavia, y el ELK había comenzado sus ataques terroristas. Los albaneses orquestaron una campaña para convencer a la comunidad internacional de que eran perseguidos y discriminados.
“Falso. No he sabido de ningún país en el mundo donde una minoría étnica tuviera tantos derechos como los albaneses aquí. Ninguna minoría en el mundo. Pero no querían derechos ni igualdad, querían un Kosovo independiente y una Gran Albania. Este ha sido el problema, originado no por los albaneses kosovares, que vivieron aquí con los serbios y luego además con los húngaros, los gitanos, los búlgaros, durante siglos; sino por los albaneses de Albania y de Macedonia”.
Expone, entre cansado e indignado: “Un periodista estadunidense me preguntaba si no entendía yo que los albaneses se están vengando de lo que antes les hicieron los serbios. Y yo le pregunté por mi parte si creía que Liubitsa Birish, una anciana de 78 años que fue estrangulada en su departamento, pudo haberle hecho daño a alguien. No me contestó.
“Desde que llegó la Kfor la frontera con Albania está abierta y hay tres veces más albaneses que antes, además de tráfico de drogas, de armas, qué se yo de qué más. Llegan los albaneses a los puestos de la Kfor y dicen: yo vivía en Kosovo, pero la policía, las fuerzas de seguridad serbias, me quitaron mis papeles, y los dejan pasar.
“Está bien, si acaso es cierto; pero si no tienen sus papeles, no hay problema: existen registros de los ciudadanos, como en todos los países del mundo; probablemente no están aquí, porque fueron evacuados durante los bombardeos, pero existen y pueden ser solicitados a las autoridades yugoslavas, para saber quién realmente vivía en Kosovo, y quién no. Pero a la Kfor no le interesa establecer quiénes eran los ciudadanos legales de Kosovo antes de la guerra”. La milagrosa multiplicación de los albaneses amenaza ya con desbordar los límites de Kosovo; incluso en la antigua república yugoslava de Macedonia, exigen ya la creación de la Gran Albania, con el territorio estrictamente albanés, más los agregados kosovar y macedonio.
Goran Permnichits, jefe del gabinete del Consejo Ejecutivo Temporal de Kosovo y Metohija –que preside Zoran Andjelkovich– y representante del Partido Socialista (el de Milosevic) comenta a unomásuno: “Hay muchos problemas, por ejemplo que la Kfor no es capaz de mantener el orden y la seguridad, aunque tiene tres veces más soldados y policías que los que teníamos nosotros. Creemos que debe haber un mucho más adecuado nivel de protección y de seguridad para los ciudadanos no albaneses, y que la Kfor debe cumplir el propósito de posibilitar la existencia de un Kosovo multiétnico, y no encubrir a los extremistas como Tachi y el ELK.
“También es un contrasentido que la Unmik y la Kfor pretendan reconstruir la administración civil sin tomar en cuenta en realidad a los serbios. Solamente llaman a nuestros especialistas cuando tienen problemas que no pueden resolver, y luego los ignoran”.
Permnichits asegura tajantemente que “están a la vista” los vínculos del ELK con los cárteles del narcotráfico y del lavado de dinero, lo mismo que con grupos terroristas como el encabezado por Osama ben Laden. “Los servicios de seguridad de los países de la OTAN disponen de toda la información, que está asimismo en poder de la Interpol”. Los gobiernos occidentales por su parte, acusan ahora abiertamente al ELK de orquestar ataques contra la minoría serbia y las tropas internacionales de pacificación –hay una particular saña contra los rusos–, ocultar armas y asumir poderes de policía y de recaudación tributaria.
Los moderados –cuya figura más conocida es Ibrahim Rugova, adversario político del ELK—pierden terreno ante los radicales. La dirigencia del ELK vendió la idea del desarme a sus partidarios conforme a las vagas promesas hechas en Rambouillet de crear una Guardia Nacional compuesta por elementos del ELK, incorporar a otros más a la nueva policía, y dar a la formación guerrillera un papel en la definición de políticas y en el gobierno provisional.
El jefe del gabinete serbio kosovar expone el criterio de la administración provisional yugoslava: “Aquí ha tenido lugar el más grande éxodo de serbios; en un mes, 140 mil fueron sido expulsados. “Menos de 50 mil permanecen en Kosovo; ya no hay en Metohija, salvo 150 refugiados en iglesias ortodoxas. Y el número de albaneses se ha triplicado después del fin de los bombardeos de la OTAN. La expulsión no solamente afectó a los serbios, sino a otros grupos étnicos, como los gitanos, los húngaros, e incluso a los albaneses leales a Serbia”.
Por lo demás, persiste entre los yugoslavos el temor de que Kosovo no sea sino el primer paso de un vasto plan desintegrador y desestabilizador. Así lo plantea Permnichits: “Sabemos que las fuerzas desestabilizadoras están listas para intentar la repetición de la estrategia secesionista que ha tenido lugar en Kosovo, y Montenegro les parece el blanco idóneo”. ¿Volver a empezar?
Faltan, es cierto, muchos elementos en el mosaico de Kosovo. Este memorial sólo pretende y puede ofrecer instantáneas, bocetos, voces, paisajes. No debo ni quiero dejar fuera del caleidoscopio a Liliana Staletovich, reportera –desde hace 16 años—de Jedinstvo, el único diario serbio que subsiste en Kosovo, y corresponsal del matutino Glas, de Belgrado. Soportó con la frente en alto y sin dejar su trabajo, 20 días de llamadas que le exigían salir de su departamento. Los guardias irlandeses de la Kfor pasaron alguna noche con ella, y colocaron en la puerta un aviso: “Protegido por la Kfor”.
De nada sirvió. Intentó contestar el teléfono en inglés, pero le replicaron que sabían bien que es serbia y se tenía que ir. El 5 de agosto fue expulsada de su casa, del hogar, de los muebles, los cuadros, los enseres adquiridos con años de dura labor reporteril. Tres días antes, su vecina Sana Bujovich fue estrangulada en la bañera. Tenía 85 años de edad. Liliana anunció que iría a Belgrado para pasar unos días con su madre, pero regresaría a Pristina, donde tiene su empleo, desarrolla su vocación profesional y ha vivido toda su vida.
A la incansable Branka Stanisic también la amenazaban de muerte, un día sí, otro también. Ya debe estar en Belgrado, donde reside, pero no descarto que regrese a Kosovo. ¿A vivir, a morir? Tal vez enmedio de la hipocresía de los poderosos, que cometieron un crimen para detener otro, supuesto, incomprobado como tal, se abra un espacio para la vida. Lo merecen todos los kosovares; lo merece el pueblo serbio, cuya cuna nunca dejará de serlo.

Militarización y pérdida de soberanía

28 Martes Ago 2012

Posted by Luis Gutiérrez Esparza in Análisis nacional

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El análisis de la realidad del país debe tomar en cuenta una paradoja de fondo: la contradicción entre una política antidrogas crecientemente punitiva y militarizada y la enorme capacidad de regeneración que tiene el narcotráfico. Washington insiste en que México es el ejemplo mundial de la lucha antidrogas a pesar de que los niveles de efectividad del gobierno mexicano no se han traducido en una reducción significativa de las cantidades de cocaína, marihuana y heroína que llegan a Estados Unidos desde el territorio mexicano.
En este contexto debe analizarse el ataque en Tres Marías contra un vehículo de la embajada estadunidense, conducido por un elemento –al parecer un oficial—de la Armada de México, que se dirigía a las instalaciones de la Secretaría de Marina en el cerro de El Capulín, municipio de Xalatlaco, presumiblemente en misión oficial.
Los dos funcionarios estadunidenses que iban a bordo, han sido identificados en diversas versiones como elementos de la DEA e incluso de la CIA; su presencia parece confirmar una estrategia de participación directa de las fuerzas de inteligencia, de seguridad y defensa de Estados Unidos en operaciones dentro del territorio mexicano, diseñada en Washington, dentro del marco de un Plan México que rebasa los alcances de la Iniciativa Mérida.
A pesar de las evidencias del fracaso de la política de militarización y sumisión a los dictados estadunidenses, el gobierno de Felipe Calderón retomó y profundizó los planteamientos de su antecesor panista, Vicente Fox. Estados Unidos mantiene abierto el flujo de recursos, asesoría y entrenamiento para las corporaciones policiacas y militares.
Con apoyos financieros, armas, entrenamiento y asesoría estadunidense (que incluye la participación de agentes de la DEA, la FBI e incluso unidades militares estadunidenses de elite, cuyos integrantes visten de civil cuando están dentro de México), los militares mexicanos han ocupado los espacios más relevantes de la administración de la justicia federal con el pretexto de la guerra contra las drogas.
La militarización no ha conseguido un impacto significativo en el flujo general de estupefacientes hacia Estados Unidos. Sin embargo, la persistencia en estas políticas ha implicado que se descuide la atención a problemas que afectan –a veces con mucha gravedad– el desarrollo de una democracia moderna e incluyente y la preservación de un clima de respeto al Estado de derecho.
Entre estos problemas se encuentra la impunidad en los casos de las violaciones a los derechos humanos, la corrupción de altos mandos militares que perjudica la integridad de la institución armada, así como el mantenimiento de una relativa autonomía en las estructuras de seguridad civil y militar que carecen de medidas suficientes y efectivas de control, supervisión y rendición de cuentas.
Con las acciones desarrolladas durante su gobierno, Calderón ha mantenido la continuidad en el empleo de los militares y el desplazamiento progresivo de los civiles. Fortaleció las estructuras de seguridad militarizadas que se crearon durante el sexenio anterior, cuando el combate al narcotráfico no sólo estaba considerado como una de las tareas fundamentales del Estado mexicano, sino además como un problema de Estado y de seguridad nacional.
La Secretaría de la Defensa Nacional tiene en operación la Directiva Azteca XXI, un plan para la restauración del orden interno que incluye una campaña permanente contra el narcopoder con sus vertientes de erradicación, intercepción y combate al crimen organizado.
Sin ninguna intervención policiaca en el proceso de detección y seguimiento de los dirigentes de los cárteles, pero con el apoyo y la participación directa de personal estadunidense, tanto de los ámbitos policiaco y de inteligencia, como de las fuerzas armadas, las secciones Segunda y Séptima del Estado Mayor de la Sedena –inteligencia militar y operaciones, respectivamente–, se han encargado de investigar directamente las estructuras de mando de las organizaciones de narcotraficantes y perseguir y aprehender a sus líderes mediante el despliegue de batallones de fuerzas especiales, preparadas originalmente en Estados Unidos.
La corrupción representa quizá el riesgo más importante en el involucramiento de las fuerzas armadas en el combate al narcotráfico. El acercamiento de jefes, oficiales y soldados a la lucha contra el narcopoder ha provocado que éste haya llegado a niveles cada vez más altos de la autoridad militar. Así lo indican las detenciones de militares con el grado de general, más allá de los casos de evidente interés político, en la lógica perversa de lo inmediato, como el del general Tomás Ángeles Dauahare, sin duda blanco de las iras del panismo empoderado.
En el marco de la desastrosa “guerra” contra el crimen organizado, las organizaciones de narcotraficantes han demostrado una extraordinaria capacidad de restructuración de sus cadenas de mando y una gran habilidad, tanto para comprar la protección de las autoridades policiacas y militares, como para aniquilar a los funcionarios públicos que se niegan a colaborar con el tráfico de drogas.
México se encuentra en una situación de alta vulnerabilidad, dentro de la cual es cada vez mayor la injerencia estadunidense, incluso con la creación de 10 bases militares encubiertas, una de las cuales es la Academia Nacional de Formación y Desarrollo Policial General Ignacio Zaragoza, en Puebla; y otra, muy probablemente, la de Xalatlaco, Morelos.Imagen

La enésima figura

22 Miércoles Ago 2012

Posted by Luis Gutiérrez Esparza in Creación literaria

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Cuento

Visto desde el escritorio, el pentagrama que Luzbia dibujó sobre un círculo en el pizarrón blanco, le parecía cambiante a Octavio. El reflejo de la luz, intermitente por el movimiento de la persiana lateral, trazaba figuras caprichosas, de pronto sombras, luego siluetas, hasta la enésima variación.
Octavio entrecerró los ojos tras las micas de los lentes y pensó: “Si de algo puedo estar seguro, es que los guardianes de la Orden fueron cuidadosos e ingeniosos. La sabiduría matemática de Luzbia me permitió encontrar la pista oculta en el número pi, aunque el pentagrama siga inviolable…”
La única brecha posible en la impresionante armadura del pentagrama, era la referencia críptica de los guardianes: VNVS∙ERAT∙TOTO∙NATVRÆ∙VVLTVS∙IN∙ORBE∙QVAM∙DIXERE∙CHAOS. La inscripción en latín, escrita conforme a la usanza romana, con mayúsculas y las palabras separadas mediante puntos, fue tomada de Las metamorfosis, obra maestra del poeta Ovidio Publio Nasón: “Todo era la naturaleza en el mundo, llamado caos”.
La ruta que debía seguir Octavio no partía de una encrucijada común, de la tradicional confluencia de dos, quizá tres caminos: el pentagrama era como una rosa de los vientos, fiel a sí mismo en su desafiante simetría, reflejo de su propio reflejo, eterno en la enésima figura. Tras años de búsqueda de la sabiduría perdida de Pitágoras y los pitagóricos, creía estar muy cerca del final. Pero también muy lejos.
Las cinco puntas del pentagrama, su arquitectura de sobreposición de triángulos, parecían lo contrario del caos primigenio invocado en el verso de Ovidio; pero los guardianes no daban golpe en vano. Luzbia encontró el primer resquicio: en el círculo que suele utilizarse como fondo del pentagrama, cuando Octavio, al probar distintas modificaciones sintácticas a las palabras del poeta romano, propuso: “Del llamado caos nace el orden de la naturaleza”.
En la circunferencia coinciden el principio y el fin, según el filósofo griego Heráclito; y apenas el siglo pasado, otro poeta, el estadunidense y británico Tomás Eliot, compartió el provocativo postulado: “O di que el fin precede al principio y que el fin y el principio estaban siempre ahí, antes del principio y después del fin”.
-Tiene sentido, mucho sentido… –comentó Octavio, paladeando todavía el texto clásico. Ovidio era uno de sus poetas favoritos.
-Pero hay algo más, ¿no es así? –aventuró Luzbia.
-Por supuesto. –Octavio cerró por fin el tomo y lo acarició amorosamente, mientras volvía la mirada hacia la hermosa mujer y le sonreía.
-Veamos, maga de las matemáticas: me dijiste que los decimales del número pi son aparentemente caóticos, ¿verdad?
-Sí…
-Pero es un caos aparente, insisto, dentro de un orden real. A fin de cuentas pi significa algo. Tiene sentido.
-Si lo quieres ver de esa manera… Claro que no es un número entero y tampoco es racional.
-La existencia humana está rodeada de círculos e invadida por pi, Luzbia… Vemos a pi en la luna y el sol. La doble hélice del ADN gira alrededor de pi; además, se esconde en el arco iris y anida en la pupila y en los círculos que forman las gotas de lluvia al caer… Pi nos aguarda en las ondas, en los espectros magnéticos, en los colores y en la música.
-Ha sido el ingrediente básico de muchas fantasías, Octavio. Lo han considerado incluso como una especie de clave para encontrar tesoros perdidos, de toda índole…
-Tiene sentido, claro que tiene sentido… –Octavio repitió las palabras para sí mismo, casi como una fórmula mágica. Luzbia cruzó los brazos sobre el pecho y guardó silencio.
Con un movimiento repentino, el investigador convertido en detective histórico, se puso de pie. La miró y sus ojos cambiaron de expresión; se volvieron luminosos y cálidos. Caminó hacia ella, la tomó de las manos y le dio un beso rápido y ligero en los labios.
-Vámonos –le propuso.–. Hay que regresar a las ruinas del palacio de la Orden. Recuerdo un párrafo que leí hace tiempo: todo esto puede ser algo genial o una total impostura. En todo caso, tiene elementos suficientes para ser ambas cosas a la vez.
El enorme complejo del Centro Internacional de Investigaciones Históricas (CIIH) había quedado casi vacío a las ocho de la noche; las luces de seguridad brillaban en los 25 pisos y eran más intensas en las áreas estratégicas, como los elevadores, casi cápsulas espaciales, que ofrecían desde su cubierta transparente, de alta seguridad, un hermoso pero abrumador panorama de la inmensa ciudad.
Luzbia y Octavio abordaron un elevador; segundos más tarde llegaban a un área de estacionamiento amplia y cavernosa. Con pasos rápidos, casi corriendo, se dirigieron a un automóvil. Octavio abrió la portezuela del acompañante y esperó a que Luzbia se acomodara en el asiento. Cerró y caminó hacia el otro lado, para ponerse al volante.
El vehículo salió del complejo del CIIH, rumbo a una de las vías rápidas ubicadas en las inmediaciones, cuyo sistema de tres niveles permitía una salida más o menos expedita de la megalópolis, hacia los suburbios y el campo abierto.
La noche despejada, clara, con la luz de la luna y un cielo estrellado; el trazo cómodo y confiable del viaducto número cinco; la iluminación y la señalización, eficientes y oportunas; la temperatura, fresca y sin trastornos previsibles, contribuyeron a mitigar en buena medida la tensión y la ansiedad.
El entronque del viaducto y la autopista A-21, rumbo al sur, fue como traspasar la barrera del tiempo o abrir un nuevo libro: el asediado y reducido espacio campestre ocupó el horizonte, en una panorámica circular cuya magnitud invadió los pensamientos de Octavio y lo remitió, por enésima ocasión, a la circunferencia y al número pi.
-Luzbia –habló en un susurro que era al mismo tiempo una reflexión–: estamos de acuerdo en que la referencia geométrica habitual para el pentagrama es el círculo. A partir de esto, descubriste la pista que nos llevó al número pi.
-Puede considerarse así, claro –repuso ella, con los ojos cerrados y la nuca apoyada en el respaldo del asiento.
-En la sala principal de la Torre del Homenaje, dentro de las ruinas del palacio de la Orden, encontramos un pentagrama, casi borrado ya, por la acción del tiempo y del vandalismo… ¿Te acuerdas qué fondo tiene?
Luzbia apretó los párpados con más fuerza y buscó en sus recuerdos… ¿Un fondo? No había ninguno… Aunque sí, por supuesto, ¡ahí estaba! Abrió los ojos, sonrió y miró a Octavio:
-Sé a qué te refieres; no hay un fondo como tal, pero el muro del pentagrama está rodeado por una especie de blasón de piedra, cuyo centro es un círculo…
-La historia de la Orden combina la racionalidad con la irracionalidad, la ciencia con el esoterismo; gracias a ello, dedujiste que un número irracional, como pi, dentro de una disciplina tan racional como las matemáticas, ofrecía la mejor opción de una pista …
Las luces de los faros iluminaron la salida de la autopista rumbo a la antigua propiedad solariega de una familia que, siglos atrás, había donado sus bienes a la Orden. Allá se establecieron el gran maestre y el Consejo Pitagórico, presuntos sucesores de la escuela que, en el siglo VI antes de nuestra era, fundara Pitágoras, matemático, creador de un estilo de vida, investigador científico, religioso y político, multifacético y controvertido.
Como los discípulos de Pitágoras, el gran maestre y los miembros del Consejo Pitagórico, suprema instancia de gobierno de la Orden, se tatuaban el pentagrama en el antebrazo izquierdo y proclamaban la deuda de la humanidad con el sabio griego y los pitagóricos: el perfeccionamiento del álgebra y de la aritmética, la clasificación de los poliedros regulares, el teorema de Pitágoras, la doctrina de la armonía de las esferas, la búsqueda de la definición de los números perfectos y, en fin, toda una teoría del universo…
Desde la penumbra de la noche clara, la silueta del derruido palacio apareció ante sus ojos. Sobresalía, tras los muros de la fachada, la estructura, casi intacta, de la Torre del Homenaje. Todo parecía inmóvil, pero además de la vigilancia policiaca, elementos de seguridad del CIIH trabajaban en el lugar las 24 horas del día.
Estacionaron el auto cerca de la entrada principal, junto a dos camionetas del CIIH y tres patrullas de la policía federal. Cuando iban hacia la puerta, escucharon una voz, procedente de la caseta de vigilancia ubicada a la izquierda:
-Un momento, por favor. –El tono era cortés, aunque seco y frío. Un oficial uniformado se acercó a ellos.
-¿Puedo ayudarles en algo, señores? –Alto, impasible, un tanto imperioso, los saludó con un movimiento de cabeza. Octavio sacó su cartera y de ella, una mica que lo acreditaba como investigador especial del CIIH. Luzbia tenía su credencial en la mano; siempre la llevaba en un bolsillo del pantalón. Las entregaron al policía.
-Trabajamos en el Proyecto Pitágoras y necesitamos revisar el área central número uno…
-Permítanme, por favor –repuso sin mirarlos; caminó hacia la caseta; a través del cristal que ocupaba la mitad de la estructura, lo vieron levantar un auricular; sostuvo un breve intercambio de frases con alguien, al otro lado de la línea y regresó hacia ellos. Les devolvió las identificaciones:
-Pueden pasar. ¿Quieren que los acompañe?
-Se lo agradecemos –replicó Luzbia, con un dejo de impaciencia–; conocemos el camino y el lugar. –Luego, sonrió, con esa sonrisa que a todos cautivaba –: Pero es usted muy amable.
Caminaron por la vía de acceso y se internaron en las ruinas. Atravesaron extensiones vacías, con muros de diversa altura a uno y otro lados; salieron a una explanada y al fondo, vieron la Torre del Homenaje. Aceleraron el paso y cruzaron el umbral del edificio: una puerta muy alta cedió a la presión de la palma de la mano derecha de Octavio. Recorrieron el vestíbulo, encontraron otra puerta, de menores dimensiones y, tras ella, la sala principal.
Las lámparas de luz diurna iluminaban el amplio recinto con resplandores fríos y eficientes. En el extremo opuesto se encontraba el muro, sobre el cual resistían los restos de un pentagrama, enmarcado por una especie de emblema heráldico en el cual se podían adivinar figuras esotéricas, dispuestas en forma circular.
Luzbia y Octavio se aproximaron. Octavio había navegado extensamente por los aspectos esotéricos de la Orden. Un antiguo pergamino, encontrado en otra residencia pitagórica, le había servido para reconstruir el ritual del pentagrama. El significado de las cinco puntas, leído de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, era: aire, espíritu, agua, tierra y fuego. Todo, amorosamente cobijado por la enésima figura del círculo.
Octavio señaló con el índice derecho las respectivas ubicaciones, mientras repetía las palabras. Se volvió hacia Luzbia con los ojos chispeantes, bañados, en contraste, por la luz fría de las lámparas:
-Te corresponde el honor, amada mía. La tierra, es decir, el mundo, era llamado caos y de ahí nació el orden… Oprime fuerte, con ambas manos, la esquina inferior izquierda del pentagrama.
Luzbia se puso en cuclillas y apoyó sus manos; nada ocurrió. Tras un breve momento de vacilación, rectificó el cálculo y repitió la operación. Luego de unos segundos, un áspero chirrido sacudió la estructura y, en medio de una nube de polvo, el muro se abrió hacia la derecha, como una puerta redonda, girando sobre viejos goznes oxidados.
A la luz que llegaba de la sala, reforzada por una lámpara de mano que Octavio sacó de su gruesa chamarra de faena, quedaron a la vista los enormes anaqueles llenos de pergaminos y de tomos empastados. Ahí estaba, por fin, la sabiduría perdida de Pitágoras y los pitagóricos.
Una vez más, como lo percibiera el genio de Heráclito y de Eliot, coincidían el principio y el fin. Terminaba la prolongada búsqueda y comenzaba la no menos ardua tarea de organizar, conocer y reconocer, confirmar y rectificar. Sobre todo, quizá, rectificar.
Nada volvería a ser como antes: no solamente en las matemáticas, sino en la vida diaria, en el destino de los seres humanos, en la historia del planeta Tierra. Mediante la contemplación del orden del universo, en especial a partir de los movimientos de los cuerpos celestes, los seres humanos llegarían a formar parte de ese todo surgido del caos: purificados progresivamente, hasta liberarse del ciclo del nacimiento y de la muerte y adquirir la inmortalidad.
El perfil de Luzbia, junto a uno de los grandes anaqueles, brilló como fuego al cruzarse dos resplandores luminosos que por un momento trazaron la enésima figura circular. Parecía –¿o era?– el anuncio del nuevo principio, del nuevo ser.Imagen

Apocalipsis, ¿ahora?

22 Miércoles Ago 2012

Posted by Luis Gutiérrez Esparza in Análisis Internacional

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Si el uno por ciento de las armas nucleares que están listas para utilizarse en un conflicto bélico fuera detonado en grandes ciudades del mundo, devastaría de manera definitiva el medio ambiente, el clima, los ecosistemas y la vida humana. Y una guerra con miles de armas nucleares estratégicas volvería inhabitable la Tierra. Sería, para la especie humana, la guerra del fin del mundo.

No se trata de una visión apocalíptica, producto del alarmismo o la exageración, sino de la amenaza que pende, todos los días, sobre la humanidad y todas las demás formas de vida. Steven Starr, director del Programa de Laboratorio Clínico de Ciencias en la Universidad de Misuri-Columbia, miembro asociado de la Fundación para la Paz en la Era Nuclear (FPEN) y uno de los investigadores científicos más reconocidos en el movimiento para la abolición de las armas nucleares, ha estudiado a fondo sus posibles efectos y repercusiones en un conflicto.

En una guerra nuclear, señala Starr, “inmensas tormentas de fuego en las ciudades en llamas, generarían millones de toneladas de humo radiactivo, espeso y negro. El humo se elevaría más allá de las nubes y rápidamente rodearía y se tragaría a la Tierra entera”. Formaría una capa estratosférica que impediría la llegada de los rayos solares a la superficie del planeta, durante un periodo de alrededor de diez años.

“El humo caliente en la estratósfera”, continúa Starr, “ocasionaría una destrucción masiva de la capa protectora de ozono. Enormes cantidades de dañina luz ultravioleta atravesarían el humo y llegarían a la Tierra. La luz del sol que calienta el planeta, sería bloqueada por la barrera de humo, lo que provocaría un rápido enfriamiento”.

En cuestión de días, las condiciones climatológicas serían las de una era de hielo. Un frío prolongado, con escasas luz solar y lluvias, a la par que incrementos exponenciales de los rayos ultravioleta, acortarían o eliminarían las temporadas de cultivo durante una década o más. La hambruna nuclear se ensañaría en los 800 millones de personas que viven ya en condiciones de hambre y desnutrición.

Una guerra que involucre uno por ciento de las armas nucleares desplegadas y operativas al día de hoy, provocaría la muerte de hasta mil millones de personas por la hambruna nuclear. Una guerra nuclear en gran escala, en la que participen los arsenales de Estados Unidos y Rusia, seguramente aniquilaría a la mayoría de los seres humanos y a muchas otras formas de vida sobre la Tierra.

Un caso regional específico, donde durante años han surgido situaciones de confrontación bélica inminente, puede servir como ejemplo del desastre: una guerra nuclear entre la India y Pakistán podría generar cinco millones de toneladas de humo en la estratósfera y crear una neblina nuclear que bloquearía entre siete y diez por ciento de la luz solar que calienta a la Tierra; los cielos adquirirían una tonalidad grisácea.

Starr nos recuerda que Estados Unidos y Rusia poseen más de dos mil armas nucleares estratégicas en estado de alerta máxima. Dichas armas tienen una potencia entre siete y 85 veces superior a la bomba atómica que destruyó Hiroshima. Están instaladas sobre cientos de misiles que pueden ser lanzados en un lapso de 30 segundos a tres minutos.

Los científicos predicen que las tormentas de fuego urbanas causadas por una guerra nuclear librada con las cuatro mil 400 armas nucleares estratégicas de Estados Unidos y Rusia, podría enviar 170 millones de toneladas de humo a la estratósfera, que bloquearían 35 por ciento de la luz solar en el hemisferio sur y crearían un crepúsculo nuclear sobre la Tierra. En el hemisferio norte, 70% de la luz del sol sería absorbido por la capa estratosférica de humo. Por debajo de ella, surgiría la oscuridad nuclear.

Los arsenales nucleares deben ser eliminados, porque si permanecen intactos, eventualmente los utilizarán. Las armas nucleares deben ser declaradas ilegales, desmanteladas y abolidas. Por eso, la Convención sobre Armas Nucleares, preparada por organizaciones de la sociedad civil y presentada a las Naciones Unidas, debe ser aprobada. La alternativa es la guerra del fin del mundo.Imagen

Retos del futuro, lastres del pasado

20 Lunes Ago 2012

Posted by Luis Gutiérrez Esparza in Análisis nacional

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Un informe reciente de la Unidad de Inteligencia de la prestigiosa revista británica  The Economist, señala que “México parece surgir como el país que debe ser seguido de cerca en América Latina. Superó a Brasil en términos de crecimiento económico en 2011 (3.9% por 2.7%) y se prevé que lo haga de nuevo este año (3.7% frente a 2%). Su sólida base macroeconómica, su firme sector bancario y sus exportaciones competitivas, parecen colocarlo en una mejor posición ante vientos exteriores adversos”.

El  informe puntualiza que luego de un impresionante crecimiento de 7.6% en 2010, la economía brasileña se encuentra estancada y sujeta a condiciones externas que debilitan su capacidad exportadora y ponen de relieve sus deficiencias internas en materia de competitividad, como una infraestructura ruinosa,  mercados laborales rígidos, déficit de capacidades y excesivo burocratismo.

Para lograr verdaderos avances en el futuro inmediato, que impliquen desarrollo con justicia social y reducción efectiva de la desigualdad, ambos países dependen de la adopción de reformas estructurales clave. Muchos observadores dudan de que la presidenta brasileña Dilma Roussef, cuyo mandato termina en 2014, pueda encontrar apoyo para alcanzar esta meta.

En contraste, apunta The Economist, México eligió apenas a Enrique Peña Nieto, un joven político respaldado por un equipo de asesores de prestigio. Peña Nieto y el PRI tendrán seis años para poner en marcha políticas públicas que podrían mejorar radicalmente el potencial de crecimiento de México, elevar el nivel de vida de los mexicanos y ganar terreno a la desigualdad. Los expertos coinciden en que tienen todo a su favor, pese a las protestas e impugnaciones.

Paloma Anós Casero, economista en jefe del Banco Mundial –una institución nada sospechosa de populismo o estatismo– para México y Colombia, ha escrito, luego de subrayar el buen desempeño macroconómico del país y la solidez de sus finanzas (ausencia de desequilibrios financieros y fiscales y una prudente gestión de la deuda soberana, entre otros factores):

“En materia social, la pobreza y el desempleo no han recuperado todavía los niveles anteriores a la crisis de 2008-2009 y ambas variables podrían empeorar ante otro choque externo. Aun cuando no se desate una tormenta en el entorno global, no hay lugar para complacencia. La economía mexicana debe afrontar retos pendientes: cerrar la brecha de crecimiento y de equidad son tareas prioritarias.

“El crecimiento en México ha sido insuficiente para reducir la brecha del ingreso per cápita… Promover un crecimiento incluyente es crucial, porque los niveles de pobreza y desigualdad son tan elevados que afectan a casi la mitad de la población. Para reducir estas brechas es necesaria la adopción de reformas fiscales y de mejoramiento del clima de negocios. La reforma fiscal permitiría mejorar los niveles de recaudación con la que se podría financiar una mejoría de la protección social de la población vulnerable a la pobreza”.

La deuda social acumulada por los gobiernos del PAN es un lastre peligroso para el país. Este constituye, sin duda, uno de los principales argumentos para exigir una visión de Estado, un verdadero compromiso de servicio y de responsabilidad de quienes han de gobernar, desde el Poder Ejecutivo y desde el Legislativo. La nueva amenaza desestabilizadora de Andrés Manuel López Obrador y sus incondicionales, tanto los que se asumen como tales, como quienes insisten en ponerse máscaras que a nadie engañan, tiene que ser conjurada.

Para ello, se requiere de una dosis saludable de sentido común y otra, de realismo político y social. Me parece por ello una señal de sensatez muy importante en estos momentos, que algunos integrantes destacados del PRD comiencen a ver hacia adelante, aun sin dejar de lado sus compromisos coyunturales con López Obrador. El acatamiento del dictamen del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que sin duda confirmará la validez de la elección presidencial del 1 de julio, será el punto de partida para la reconstrucción de México.

Las balandronadas cuasigolpistas de organizaciones que dilapidaron su capital social y político, como el movimiento #YoSoy132 y otros grupúsculos, incluso los auspiciados y cobijados por el PT y el sedicente Movimiento Ciudadano, encontrarán sin duda un vacío cada vez mayor dentro de una sociedad harta del síndrome del complot y de la ambición mesiánica del caudillo tropical, autoritario, intolerante y represor.

También deberá llegar el momento en que se les haga frente con la ley en la mano; sin autoritarismo, pero sin complacencia. No debemos olvidar los llamados al asesinato de Enrique Peña Nieto, las ridículas proclamas a tomar las armas e iniciar otra revolución, como si supieran qué significa el concepto o tuvieran los atributos necesarios para arriesgar la vida en pos de un ideal; la guerra más sucia que ha presenciado el país, colmada de calumnias y agresiones soeces contra la esposa del candidato triunfante, entre otras manifestaciones de bajeza sin parangón.

Para el anecdotario quedarán sin duda párrafos como los que reproduzco a continuación, publicados por el diario español El Mundo, e ignorados por las mismas hordas lopezobradoristas que intentaron la manipulación de la información en los medios internacionales, para hacer creer a los despistados o desinformados que en todo el mundo encontraban eco y credibilidad sus patrañas:

“¿Puede un cochinillo, una gallina, dos patos, una oveja, dos pavos y tres mil 622 objetos que van desde teléfonos móviles y gorras a pintalabios y merenderas de plástico, eso sí, con el logotipo del PRI y el nombre de Enrique Peña Nieto, probar un fraude electoral? Algunos en México creen que sí.

“Para el excandidato presidencial de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, son una muestra clara y tangible de que el PRI ‘compró la elección presidencial’ del pasado 1 de julio, en la que Peña Nieto ganó por más de seis puntos.

“Tras las votaciones y después de recontar por segunda vez más del 50% de los votos, la izquierda mexicana, con López Obrador a la cabeza, presentó un recurso en el que solicita al máximo Tribunal Electoral que ‘invalide’ los comicios…”

Genio y figura… O fidelidad al espejo diario. Dan pena.Imagen

Siria, Irán y la catástrofe

17 Viernes Ago 2012

Posted by Luis Gutiérrez Esparza in Análisis Internacional

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La visión de los analistas que no comparten el libreto de la guerra propagandística y su secuela de presiones, amenazas y sanciones contra Siria a Irán, coincide en un punto clave: una agresión militar de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN a cualquiera de esos dos países, podría desencadenar un conflicto con dimensiones globales, que implicaría el riesgo de precipitar al mundo a una tercera guerra mundial, posiblemente la última, ya que se agudizaría el peligro de una confrontación nuclear.
Geidar Dzhemal, filósofo, escritor, poeta, activista político y social y presidente del Consejo Islámico de Rusia, profundo conocedor de la realidad de países como Siria e Irán, ha comentado, en entrevista que se publica en el portal del Círculo Latinoamericano de Estudios Internacionales (CLAEI, http://www.claei.org.mx):
“La situación es análoga a cuando Hitler atacó a Polonia, después de que todos le perdonaran la invasión a Checoslovaquia; pero luego de Polonia, comprendieron que ya no se podía contemporizar y que había que declarar la guerra. Lo mismo ocurre ahora: si Estados Unidos, Europa e Israel desatan la guerra contra Irán, impulsarán a China y Rusia a formar un frente común para oponerse a Occidente”.
Desde la perspectiva del análisis económico y financiero, Dominique de Kevelioc de Bailleul, analista político de la empresa investigadora estadunidense Beacon Equity Research, escribió, a raíz de las declaraciones de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, luego de la reunión del grupo Amigos de Siria en París, el pasado julio:
“Una acción militar de Estados Unidos o de sus aliados contra Siria o Irán podría desencadenar una respuesta bélica de Rusia y China y provocar la mayor conflagración global desde la Segunda Guerra Mundial. Además, el conflicto sirio podría causar la destrucción del dólar”. Entre las consecuencias económicas directas de tal decisión, De Kevelioc de Bailleul señala un incremento exorbitante del precio del petróleo, que afectaría negativamente “el futuro del estándar del petrodólar estadunidense y la forma de vida en ese país”.
Paul Joseph Watson, reportero del noticiero Prison Planet –-producido por la corporación multimedios de igual nombre, que encabeza Alex Jones en Austin, Texas–, dio a conocer desde en noviembre de 2011, que “los mismos terroristas de Al Kaida que combatieron contra los estadunidenses en Irak y ayudaron a la OTAN a derrocar a Muammar Gadafi, están siendo trasladados a Siria para apoyar a los rebeldes en el derrocamiento de Bashar al-Assad”.
El primer objetivo de la estrategia occidental –apoyada y promovida por Israel– de dominio total del Medio Oriente y sus recursos naturales estratégicos, es por supuesto Siria, donde el gobierno laico de Assad y su Partido Baath sigue contando con el apoyo de la gran mayoría del pueblo y de las minorías más importantes y representativas, como la cristiana ortodoxa, particularmente perseguida y vejada por los rebeldes. Las bandas armadas por Estados Unidos y la OTAN, con el apoyo de Arabia Saudita y los emiratos del golfo Pérsico, son de filiación fundamentalista islámica, lo cual hace prever una operación de limpieza étnica de tintes religiosos y consecuencias genocidas, en el caso de que logren tomar el poder. Siria sería desintegrada, somalizada, señala Dzhemal.
El intelectual y activista ruso esboza luego lo que ocurriría con Irán, que “no está acorralado: China lo apoya”. Hace tiempo que posee modernos misiles aire-tierra S-300, originalmente fabricados por Rusia, pero luego también por China. En diversos medios “se ha filtrado la versión de que la industria de defensa iraní ya fabrica una versión alternativa de los S-300, con licencia china”, apunta Dzhemal.
Irán posee asimismo otros medios de defensa. “Resulta que no sólo puede sembrar minas, sino bloquear el estrecho de Ormuz con misiles. Además tiene capacidad para la guerra radioelectrónica: hace poco logró hacer aterrizar un dron estadunidense de avanzada tecnología”, concluye el intelectual ruso.
La aventura hegemónica occidental en el Medio Oriente, puede ser el preludio de una catástrofe para la humanidad.

Conocer para gobernar

14 Martes Ago 2012

Posted by Luis Gutiérrez Esparza in Análisis nacional

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El conocimiento indispensable para la acción gubernamental es más bien modesto. No se trata de un profundo saber histórico, ni de un complejo discernimiento filosófico, ni de una actualizada técnica económica; sino, simplemente, de conocer lo fundamental para entender la textura de la circunstancia y adentrarse seriamente en los asuntos sobre los que el político se pronuncia y en los cuales debe ocuparse.
El político, pues, debe saber, por lo menos, dónde está y de qué habla. Pero eso precisamente es lo primero que ignoran muchos, destacadamente los gobernantes del panismo empoderado. No es el desconocimiento de las transformaciones geopolíticas de los tiempos recientes, sino la ignorancia sistémica, producto de la cerrazón conservadora.
Felipe Calderón, como es evidente, ha navegado a oscuras. Y a oscuras transcurrió su gobierno. La ignorancia es impotencia en lo que a transformación se refiere; deviene en violencia, inseguridad, incluso salvajismo, cuando se aplica como herramienta de acción gubernamental.
Mucho se ha dicho acerca de las razones por las cuales el panismo empoderado no logró producir reformas sustanciales, de fondo, duraderas. Los publicistas de Calderón, como anteriormente los de Vicente Fox, se atrevieron a culpar a los electores: esa es la medida de su pequeñez política y humana.
Otros defensores de la ineptitud presidencial panista, sugieren que la culpa la tienen las instituciones: imperan reglas hechas para otros tiempos, no sirven a la hora de gobernar democráticamente. No se detienen a observar que la improductividad está en el corazón del panismo empoderado: en el titular del Ejecutivo, el de ahora o el de un sexenio atrás.
En su ignorancia de lo elemental, en su incapacidad para ver más allá de su círculo íntimo, de sus obsesiones viscerales, de la realidad paralela que ha construido para salvaguardar su imagen. El drama es que ya estamos viviendo la docena trágica. La buena noticia es que este año termina.
México se encuentra, pues, inmerso en una severa crisis política que ha encendido inumerables focos amarillos y otros alarmantemente rojos en varios sectores. La estrategia del PRI para lograr un apoyo más o menos cohesionado a Enrique Peña Nieto, debe interesar al país entero, porque sigue siendo el único partido con presencia nacional, porque sigue disponiendo de una maquinaria poderosa alimentada por militantes auténticos.
Más allá de las torpezas reales o inventadas en torno al exgobernador del Estado de México, subsisten poderosos cotos de poder que buscan imponer condiciones y acotar al inevitable candidato, en algunos casos con las mejores intenciones, en otros, para garantizar intereses y componendas.
Debe hacerse notar que la bien orquestada campaña de desprestigio contra Peña Nieto –quien no es superficial, ni es ignorante, ni carece de preparación–, aprovecha la proclividad de la sociedad mexicana a dejarse guiar por lugares comunes, acusaciones fáciles en cuanto escandalosas y estridentes y, en fin, la sospecha que se nutre de la leyenda negra contra el PRI.
Cierto, los gobiernos priístas cometieron errores, cayeron en comportamientos inexcusables y, en algunos casos criminales. Pero se olvida el saldo de la construcción del México moderno, de la existencia, durante décadas, de una permeabilidad social que ofrecía horizontes reales para el desarrollo con justicia y equidad.
Andrés Manuel López Obrador, candidato derrotado por segunda vez en seis años, recurre a las argucias, a las maniobras, a las presiones, a las amenazas; pero los observadores más lúcidos y ponderados, dentro y fuera del país, anticipan que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación validará la elección presidencial del 1 de julio y declarará Presidente electo a Peña Nieto.
¿Cuál será el curso de acción de la llamada izquierda mexicana? El desgaste de la intransigencia podría anular en la práctica los avances electorales que ha logrado y no son pocos: queda convertida, sin duda alguna, en la sgeunda fuerza política del país y desplaza al PAN al tercer lugar. Dentro del perredismo hay, por supuesto, personas sensatas, responsables, con sentido social auténtico y una visión de Estado incipiente, mas no por ello menos reconocible. Esperemos que su influencia prevalezca
Por lo que se refiere al PAN, la ausencia notable de liderazgo –ni Calderón ni el lamentable Gustavo Madero lo ejercen– llevó al partido a una derrota de proporciones catastróficas. En términos generales, el tiempo parece haberle dado la razón a Lino Korrodi, el olvidado fundador y líder de los Amigos de Fox, cuando sentenció que el PAN es un partido autista o dirigido por autistas, encerrados en su propio mundo.
En cuanto al gobierno calderonista, el escenario no es mejor. Todo este conjunto de desacuerdos, intereses cruzados, intrigas palaciegas, afecta severamente la marcha del país. Lo peor de todo es que siguen ausentes las propuestas de fondo, los planteamientos sustanciales que invoquen y promuevan la diferencia. El cambio en 2012 debe servir al país, a los mexicanos, no como el de 2000.

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